El Origen de los nombres de nuestras comidas

El origen de los nombres de nuestras comidas

septiembre 1, 2025
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¿Alguna vez te has parado a pensar por qué llamamos a nuestras comidas como las llamamos? Desayuno, almuerzo, merienda, cena… Estas palabras, tan cotidianas en nuestro vocabulario, esconden tras de sí historias fascinantes que nos hablan de costumbres ancestrales, de la evolución social y hasta de cómo la luz del sol marcaba el ritmo de la vida.

Desayuno: rompiendo el ayuno nocturno

Empecemos por la primera comida del día: el desayuno. Su origen es quizás el más intuitivo y revelador. La palabra proviene del latín vulgar dis-ieiunare, que significa literalmente «romper el ayuno». Después de las largas horas de sueño sin ingerir alimentos, el desayuno es la comida que interrumpe ese periodo de abstinencia.

Desde sus orígenes, el desayuno no siempre fue tan variado como lo conocemos hoy. Durante siglos, sobre todo en la Europa rural, a menudo consistía en algo muy básico para recuperar fuerzas rápidamente antes de comenzar las duras labores del día. Con el tiempo, y a medida que las sociedades se urbanizaban y los horarios de trabajo cambiaban, el desayuno fue adquiriendo más importancia y variedad, evolucionando hasta convertirse en el ritual placentero que muchos disfrutamos ahora.

Recuerda, además, que un buen desayuno es la clave para un buen día, por eso te animamos a que lo disfrutes con unas buenas tostadas de pan rústico o, si eres más de dulce, un bollo recién horneado para empezar con dulzura el día.

Almuerzo: más allá del mediodía

El almuerzo (o lunch en inglés, con una etimología similar) es una de las comidas que más ha variado su significado y horario a lo largo de la historia. La palabra deriva del latín admordere, que significa «morder» o «dar un mordisco». Originalmente, en la Edad Media, el «almuerzo» era una pequeña comida que se tomaba a media mañana para calmar el hambre antes de la comida principal del día. No era el plato fuerte que conocemos hoy.

Con el paso del tiempo, y a medida que los horarios laborales se extendían y la comida principal (que se hacía más tarde) se posponía, el almuerzo fue ganando peso y se trasladó a lo que hoy conocemos como la comida del mediodía, convirtiéndose en el plato principal para muchas culturas, especialmente en España y Latinoamérica. En otras culturas, como la anglosajona, el lunch mantiene a menudo un carácter más ligero que la cena.

Merienda: la pequeña pausa del atardecer

La merienda es un término español y románico (comparable con el portugués merenda o el italiano merenda). Su origen se remonta al latín merenda, que curiosamente se refería a «lo que se debe merecer» o «lo que es digno de mérito», en el sentido de una porción o ración de alimentos que se daba a los trabajadores o soldados al final de la jornada.

Sin embargo, su uso evolucionó para describir esa comida ligera que se toma a media tarde, entre el almuerzo y la cena. En muchos países, y especialmente en España, la merienda es un momento sagrado, un punto de encuentro para niños que salen del colegio o para adultos que buscan una pausa dulce o salada antes de que el sol se ponga. Es ese espacio intermedio donde un café, un trozo de bizcocho, o un bocadillo se convierten en el compañero perfecto.

Cena: el final del día y la cena social

Finalmente, llegamos a la cena, la última comida importante del día. La palabra proviene del latín cena, que en la antigua Roma se refería a la comida principal que se tomaba al anochecer. Para los romanos, la cena era el ágape más importante y social del día, donde se recibía a los invitados y se disfrutaba con calma.

Con el tiempo, y la aparición del prandium (el similar al almuerzo actual), la cena mantuvo su connotación de comida final del día. En la Edad Media, la cena solía ser la única comida sustancial después del desayuno o un almuerzo muy ligero. Hoy en día, la cena sigue siendo un momento clave para reunirse en familia, relajarse y compartir las experiencias del día.

Más allá de lo tradicional: snack y brunch

Con la vida moderna y sus ritmos acelerados, han surgido nuevos conceptos que se adaptan a nuestras necesidades y deseos.

Snack: Esta palabra de origen inglés se refiere a un bocado rápido que se toma entre comidas principales. No busca la saciedad completa, sino calmar el hambre o el antojo de forma puntual. Puede ser dulce o salado, es decir, desde unas galletas individuales hasta una empanadilla de atún para marcar ese sabroso paréntesis.

Brunch: La fusión de "breakfast" (desayuno) y "lunch" (almuerzo) nos da el brunch, una comida que combina lo mejor de ambos mundos y que se disfruta típicamente a media mañana los fines de semana. Es más contundente que un desayuno, pero más relajado que un almuerzo formal. Para un brunch perfecto, te sugerimos combinar, por ejemplo, brioches o cruasanes con alguna opción salada como empanadas, y por supuesto, tostadas o sándwiches variados.

Como ves, cada palabra es una pequeña cápsula del tiempo, un reflejo de cómo nuestras vidas, trabajos y costumbres han moldeado la forma en que nos alimentamos. Te invitamos a que disfrutes de cada momento, desde el primer desayuno que te da energía, el almuerzo que te reconforta, la merienda que te endulza la tarde, hasta la cena que culmina tu día con el mejor pan.

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